lunes, 23 de diciembre de 2013

Dosmilcatorce

Y aquí llega, otro año más. Otro año más de falsas promesas, en el que poseemos una hoja en blanco donde pintar los mismos garabatos de siempre. Donde ser los mismos de siempre. Los años pasan y pasan, el tiempo sigue su curso, fluyendo inexorable hasta llevarnos a nuestro final. Y yo me encuentro impasible, ahí en medio, procurando atrapar en vano cada segundo que escapa de mis dedos, cada vestigio de mi ser que se consume como la ceniza. Los días, las horas, los minutos... Cada vez se suceden con más urgencia. Tienen prisa por terminar, por acabar con este juego que es la vida. Una cuenta atrás está iniciada. Cada año nuevo nos lo recuerda, nos refresca la memoria a la hora de afrontar la vulnerable realidad en la que vivimos. ¿Cuánto tiempo nos queda? ¿Cuántas cifras nuevas podremos ver en el calendario? Nuestro tiempo se agota por segundos.

martes, 17 de diciembre de 2013

Optimismo

Porque... ¿Qué más da? Los días pasan, el tiempo se agota, y este es oro que no puede desperdiciarse en minucias. Cada día es un regalo, que debemos disfrutar con una sonrisa en el rostro y con la muestra de una felicidad sincera en nuestra alma. ¿Para qué perder el tiempo con la amargura y con esa zorra a la que llamamos tristeza? ¿Qué más da si al final todo acabará? Más tarde, más temprano... Pero lo hará. Y mejor es haber disfrutado de esta vida, que lamentarse por haberla perdido entre depresiones.
El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes, la oportunidad. Yo tengo la oportunidad de desconocer lo inalcanzable y valor para temer lo que me debilita.
"Solo si no dejamos morir al niño que un día fuimos, podremos seguir creciendo".