Ahora no sé si ese que permanece mudo, frente a mí, eres tú o soy
yo… Me observa en silencio sin apenas pestañear, respiramos al unísono, mira
mis ojos mientras yo los mantengo fijos en los suyos. Mi tiempo corre junto al
suyo, su corazón late con mis latidos, su garganta se mueve a la vez que la mía
en un intento por deshacer el nudo que las aprieta. ¿Eres tú o soy yo? ¿Tú eres
yo y yo soy tú? Tan dispares como semejantes... Tan oscuros como luminosos, tan
difusos como transparentes... Tus ojos son los míos y mis ojos son los tuyos
porque ambos yacen velados por la misma causa. Nunca he llegado a comprender
que es lo que nos diferencia y qué lo que nos hace iguales.
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