A veces pensamos que todo cuanto acontece en esos límites que no
atisbamos, que todo lo que ocurre más allá de las barreras que nunca pensamos
atravesar, es algo irreal... Pero a menudo nos equivocamos. Muchas veces he
pensado que todos los sueños que guardamos en nuestra almohada cuando somos
niños, son los que mitigan los temores que nos asolan cuando las quimeras se
evaporan al ser mayores. Pero he llegado a comprender que no todo lo irreal
puede serlo y que la magia más grande no se halla en los libros ni en los
sueños, sino en la realidad más alcanzable.
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